Hermosa entre las hermosas, esta galguita no parece la misma que encontramos abandonada; Susana, su mamá de acogida, la ha enseñado a confiar y a ser sociable.
A diferencia de lo que les suele pasar a los galgos, no tiene ya ningún miedo a las personas; sin embargo es tímida con los otros perros; probablemente malos recuerdos de cuando estuvo sola y abandonada y se tenía que buscar la comida.
Es joven y está perfectamente educada para vivir en un piso. Si le poneis un sofá delante, será la más feliz del mundo
¿ Un hogar para Naia ?