Muchos galgos son ahorcados por el sistema del «pianista», es decir, tocando el suelo con las puntas de las patas traseras, para alargar su agonía y sufrimiento, arrojados a pozos con un palo atravesado en la boca de arriba abajo, inyectados con lejía, destrozados a golpes o quemados vivos, lo cual está siendo muy frecuente para no poder identificarlos y evitar denuncias. Normalmente se crían masivamente en «zulos» o naves industriales sin luz ni ventilación y alimentados a pan y agua, ya que su vida útil para el cazador no supera los dos años, tras los cuales se matan o «en el mejor de los casos» se abandonan, según denunciaron en conferencia de prensa el portavoz de Los Verdes, Francisco Garrido, y la presidenta de la Asociación «Sofía», Sandra Rodríguez.
Garrido dijo que los voluntarios de las asociaciones animalistas, además de gastar su propio dinero, que debería ser invertido por las Administraciones, se juegan su integridad física al denunciar a un colectivo «muy violento y de prácticas mafiosas» como consideró al de los galgueros, quienes sostienen que «un galgo no vale una bala», de ahí que los maten torturándolos.
Rodríguez aseguró que su asociación, que cuenta con sólo 18 meses de existencia, que lo que se hace con estos animales en España es «espantoso», por lo que proyectan efectuar campañas publicitarias «agresivas» dirigidas al turismo que visita el país mostrándole imágenes de perros torturados como algo «típico de España».
Garrido aseguró que en su visita de la semana pasada al Parlamento Europeo fueron varios los parlamentarios que le abordaron con este asunto que, en su opinión, vuelve a dar una imagen de «la España negra», y recordó que, tras haberse prohibido en el Reino Unido, España es el único país que no tiene expresamente prohibida la caza empleando al perro como arma.
Diputado de Los Verdes en el Congreso, Garrido insistió en la necesidad de una ley que también establezca un mínimo de protección de los animales, sobre todo domésticos, y aseguró que la ley andaluza a este respecto es inútil por proteger más a los dueños que a sus mascotas.
Garrido aseguró que la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, «manifestó su estupor» cuando se le mostraron imágenes den animales torturados y se comprometió a que las iniciativas legislativas de Los Verdes en este sentido prosperarían, además de que, añadió, cuenta con el apoyo de la mayoría de los grupos, «salvo el PP, que no ha dicho nada de este asunto aunque haya diputados en ese grupo que naturalmente sean gente sensible».
La Asociación «Sofía» grabó con una cámara oculta imágenes de un criadero de galgosen una nave industrial de la comarca sevillana del Aljarafe y tiene datos fehacientes de que en el barrio marginal de las Tres Mil Viviendas de Sevilla, además de criarse galgos en locales de penosas condiciones, se emplean los que no sirven para la caza para peleas de perros, como entrenamiento para los más agresivos.
En España hay varias asociaciones, muy activas en el extranjero, que se dedican única y exclusivamente a rescatar y buscar un hogar a galgos descartados por los cazadores como SOS galgos o Galgos sin fronteras.